Madre e hijo

EL VÍNCULO ES TODO

15/11/2021

No solo venimos biológicamente programados para vincularnos con los demás, sino para depender de otro como parte de nuestra sobrevivencia.

"El fuego puede calentar o consumir, el agua puede saciar o  ahogar, el viento puede acariciar o arrancar… Lo mismo sucede con las relaciones humanas: podemos tanto crear como destruir, criar o intimidar, traumatizarnos o curarnos los unos a los otros" Bruce Perry.

Llegamos al mundo indefensos. Dependemos totalmente de los que nos rodean para sobrevivir.  

El cerebro de los niños se desarrolla y es moldeado a partir del establecimiento de las primeras relaciones con las personas que lo rodean. Si estas relaciones no favorecen el desarrollo de los niños, y/o si se construyen a partir de la violencia, los malos tratos, el abandono, o la falta de afecto, con el tiempo van dejando huella a nivel físico y emocional.

La forma como nos relacionamos con nuestros niños y adolescentes, incidirá en el sano desarrollo de la personalidad y relacionamiento del adulto del mañana.

Así mismo, no cabe duda que los conflictos emocionales tienen su base en las primeras relaciones y es en la relación donde deben solucionarse. De la misma forma, es en la relación hacia donde debe dirigirse el proceso terapéutico.

Desde esta perspectiva, en el trabajo con niños y adolescentes, no podemos dejar de lado a la familia. Trabajar únicamente con el niño o niña sería como hacer sólo una parte del trabajo. Es indispensable trabajar con las figuras de apego representativas para el niño (mamá, papá o cualquier otro adulto importante para el niño). 

De igual forma, los adultos que llegan a consulta deben ser mirados como los niños y niñas que fueron, pues es muy posible que aquello que duele o que los lleva a consultar, tenga alguna relación con la manera en que se vincularon con sus padres en la infancia y adolescencia y que haya generado en ellos creencias limitantes y recursos que un día resultaron adaptativos pero que hoy ya no lo son tanto.

Finalmente, es muy importante tener  claro que, a pesar de que el entorno modela quienes somos, No estamos destinados a cargar con un pasado tormentoso si damos sentido  y encontramos un nuevo significado a la experiencia. Como padres, profesionales o amigos, podemos ayudar a los demás a dar sentido a sus vidas por medio del establecimiento de vínculos sanos y de relaciones emocionalmente empáticas.   

Los terapeutas asumimos un rol de figuras de apego auxiliares, y podemos brindar la contención terapéutica adecuada cuando se necesita.  Si a alguien se le ha negado el establecimiento del vínculo de apego seguro con sus padres o cuidadores, podemos, desde un marco terapéutico, brindar esa segunda oportunidad de vinculación, en un espacio seguro y protegido, y desde allí, ayudar a sanar heridas del pasado.  

“Lo que sana es el vínculo”   Irvin Yalom